15 de agosto de 2015

CONFESIÓN DE FRENTE


"El universo está hecho de historias, no de átomos"
Muriel Rukeyser



Catorce mil millones de células cerebrales recorren a setecientos veinticuatro kilómetros por hora mis hemisferios y en ocasiones puede resultar una carrera maratónica organizarlas y disciplinarlas, y cuando se cree uno mismo la idea de que se logró hacerlo, se está realmente tan cansado por el esfuerzo que la tarea emprendida no queda más que reducida a la nada. 

Y no he perdido la cuenta e igual tampoco viene al caso, pero las neuronas de mi vida saben exactamente cuántas mujeres han pasado por ella; muchas han sido calor en todos los infiernos y otras sólo un simple infierno, pero todas sin excepción han puesto a las neuronas a pensar, en términos clínicos las han excitado. Si las neuronas lo quisieran y por mera estadística anodina, podrían organizarlas por nombre y apellido, por sagaces hembras y por féminas calculadoras, por olor y por tacto, por color y sabor, por seso y por sexo, y como las nombre hoy en día no las hace ni mejores ni peores porque no existe ni lo bueno ni lo malo, tan solo existen las diferencias y cada una ha sido diferente y por eso merecen que las recuerde día a día, y no por hacerlo se le está siendo infiel a esa buena mujer de hoy en día, ni a la realidad, ni a la vida misma, porque con ellas me reescribí, con ellas se han nutrido mis sentidos para ser el hombre que soy. No conozco excitación más intensa que esa que genera una mujer en la neurona de un hombre. 

En mi micromundo cada mujer es importante, extraordinaria e irreemplazable y por esas cualidades las llamo únicas, esas mujeres son mucho más de lo que me dijeron que eran y por humildes las recuerdo, es un trato justo porque me dieron mucho cuando de seguro yo entregué poco y al contrario también, es que de eso se trata la vida, de negocios y de canjes afectivos que están implícitos en cada relación. Y así es el negocio, de cuando en vez te golpean y si deseas sentirte más seguro en el mundo deberías emplearte detrás de un escritorio o estar solo, aunque así también te puedes golpear en el dedo pequeñito del pie e igual duele y no vas a tener quien te consuele, pero si lo que deseas es paz mental deberías, no sé, hacer obras de caridad tal vez, pero jamás busques a una mujer.

Voy a hacer una confesión de frente: Resulta que en ocasiones, esa musa viene siendo todas esas mujeres, las del calor en todos los infiernos, las del simple infierno, las de la excitación, las que sólo me gustaban, las que quise, las que casi odié, las que amo con pasión y esas otras que casi son indiferencia. Muchas veces no se trata de una mujer en específico, se trata de esa mujer que he construido en mi imaginación con retazos de recuerdos, en ocasiones tal vez se trate de esa mujer que no existe.

Quien realmente me conoce, no se atrevería a cometer el error de siquiera insinuar que colecciono mujeres como un montón de anónimos en un costal y no se atrevería a juzgar que cuando lo quieren mis neuronas meten la mano y revuelcan dentro del costal para encontrar algo sin nombre, acéfalo e intrascendente, porque se estaría ofendiendo a si misma porque entonces ella sería en unos años parte de ese montón de vulgares cosas, le diría que no he tenido la primera relación con una cosa, que me apasiona relacionarme con seres humanos de carne y hueso, con nombre y apellido y que han sido mujeres tan importantes como ella y que cada cual en su espacio, momento y lugar lo fueron y por eso las recuerdo aún hoy. El mundo es una telaraña de encuentros y desencuentros, son las historias que nos contamos, que hicimos, que recreamos.

Y lamento que deba ser así, pero la mujer que comparta con mis neuronas debe ser tan madura como para comprender que de alguna forma ella está besando el beso que me dieron ayer y de alguna manera está hablando con ese hombre al que armaron las mujeres de ayer y está follándose al cuerpo que le enseñaron a amar ayer, creo que así es y cada mujer que ha estado en mi vida, lo ha estado porque mis experiencias con esas otras viejas mujeres me hacen la revelación divina de que la nueva mujer de hoy es -por lo menos- una buena mujer. Uno vive de sus historias, porque las historias son aprendizaje y si tú no aprehendiste nada de ellas estás perdido y bajo la cama es donde debes vivir el resto de tus días. Quizá sea por agüero, pero de una mujer me debe apasionar su magia y su misterio, lo culta y lo atrevida, esa gracia particularmente femenina y lo fuerte que la adversidad la haga ser, que se proyecte y que vuele, que se muestre tan enigmática que yo muera por comprenderla, que esté llena de esa aventura que llamo sensualidad, simplemente que sea toda esa amalgama que produce amor eterno. Esta es mi declaración de amor para todas y cada una, porque hoy soy gracias a ellas un poco de todo lo anterior y un hombre completo en toda la extensión de mí palabra.

Los seres humanos se arman de una manera intrínseca e inherente con todas las historias que vivieron ayer y terminan sin darse cuenta reconociéndose en los demás y así convierten su pasado en presente y eso no es más que aquello que llaman experiencia. Si alguna vez una mujer preguntara quien es mi musa y yo le respondiera que todas y cada una de esas mujeres y ella pensara mi respuesta como una reverenda estupidez, le diría que aunque no esté presente ya en su vida yo me siento muy honrado al saber que soy parte de esos buenos hombres que la hicieron la mujer que es hoy.






Aún no estoy seguro si alguna ha llegado a ser 
el amor de mi vida,
pero de algo estoy seguro y es que todas han sido 
la mujer de mi vida.



Sexvolución

1 comentario:

  1. Social/sexual...ambos son interesantes. Y lo digo con toda honestidad y se lo explico para que no haya ningún malentendido. Si de alguna manera, así como lo describe en su artículo, las mujeres que han pasado por su vida han contribuido a formar al hombre que Ud. es hoy, incluyendo esos besos y esos cuerpos que ha tenido la dicha de amar y/o satisfacer...no me queda más que felicitarlo.
    Como mujer aprecio mucho a aquel hombre que sabe desenvolverse con inteligencia por las vida y hago hincapié en la inteligencia emocional (más que la inteligencia intelectual...aunque si se complementan mucho mejor, pero ya estaríamos hablando de un hombre casi perfecto, cosa que es casi imposible).
    Aunque el desafío al intelecto siempre es interesante.

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