22 de agosto de 2015

JAM ROLY-POLY DE MERMELADA DE ARÁNDANO.


Él comenzó algo tarde sus conquistas pre adolescentes, en aquel entonces el patio trasero de la antigua casa de sus padres en el concurrido barrio de Hampstead en Londres era un extenso lote baldío en el que salía a jugar con sus hermanos Jack y Elliot y su perro, un Braco Alemán de Pelo Corto color chocolate que tenían hace siete años; a medida que se iba poblando ese nuevo sector del barrio llegaban los vecinos y las hijas de los vecinos, ahí Arthur conoció a su primer amor. Una dulce niña de cabello de oro y hoyuelos en las mejillas y el resto no le importaba, era linda para su corta edad, Arthur pasaba la avenida y llegaba al almacén de Mr. Stendson en donde conseguía unas hojas en blanco con tiernos monachitos de corazones y líneas para escribir y era todo lo que un alma a los catorce años podía necesitar para hacerle entender a la dulce vecina de cabellos dorados que le gustaba, alguna inspirada e inocente declaración de su mano surgía en aquellas líneas, y escribió:


"ERES LA NIÑA DE ORO EN LOS CABELLOS Y AZUL EN LOS OJOS. 
Y YO, SOLO SOY EL NIÑO DE ENFRENTE, EL DE VESTIDO BLANCO"

Luego de soñar todas las respuestas posibles durante la noche, al día siguiente con sudor en las manos y el corazón a millón, Arthur entregaba el papelito como esperando algo, una simple sonrisa, él inocentemente no quería nada más. Así pasaba el tiempo y se juraba inmenso porque era ya capaz de hacer cartitas y ponerlas en las manos de su amada. A veces la veía por la ventana, en ocasiones se decían "Hola", de cuando en vez se encontraban en la esquina. Ya se estaban.

Arthur jugaba Four Coins en la acera frente a su casa con su amigo Daniel y su hermano Jack, es un juego que consiste en lanzar cuatro monedas dentro de un circulo a cierta distancia y quien saque del circulo la mayor cantidad es el ganador. Desde la esquina llegó Emily.


- Hola! -. Saludó con alegría una tierna vocecita.
- Hola! -. Respondieron al unisono los muchachos, Arthur le dirigió una sonrisa rápida y nerviosa ... su cabello de oro y esa sonrisa mágica hicieron que el pulso de Arthur perdiera todas sus monedas. Estaba enamorado. Qué bello resulta estar así enamorado de otro ser humano sin siquiera haberlo tocado, no existe mejor elixir de sensaciones para una vida.

Mrs. Clayton, la Madre de Arthur, era una mujer de ojos tan dulces como su amor por la repostería, ella permanecía en casa al cuidado del hogar; esa tarde cocinaba una deliciosa receta de una tarta llamada Jam Roly-Poly de Mermelada de Arándano. En cuanto salió del horno y mientras reposaba la mezcla, fue a la ventana de la cocina que da hacia la acera, sacó su cabeza gritando de manera juguetona:


- Solicito paladares!! ... Quien quiere tarta!
- Ya vamos!, respondieron los chicos desde la calle. Arthur, el perdedor y Emily entraron primero mientras los otros dos niños permanecían retando sus ultimas monedas.
- Mamá ella es Emily, la hija de los Betcher.
- Hola Emily, dijo Mrs. Clayton, eres una damita muy bella!
- Gracias, respondió ella con rojo en las mejillas mirando a Arthur con nervios.
Se sentaron en un pequeño comedor de cuatro puestos justo atrás de la cocina, frente a una deliciosa rebanada de Jam Roly-Poly de arándanos bañado con custard y acompañado con un vaso de leche.
- Sigan muchachos-. Dijo amablemente la orgullosa cocinera, con una complaciente sonrisa en los labios. Probaron la exquisita nueva receta.
-Absolutamente deliciosa!-, dijeron casi en coro. La madre de Arthur se retiró, dejándolos solos.

Hablaban acerca de la Escuela y jugueteaban inocentemente sentados al lado del otro, él sentía un extraño cosquilleo por todo su cuerpo de catorce años, sus manos sudaban. Ella, con doce años no era ajena a las extrañas señales que también recibía de su pueril cuerpo, temblaba. Jugueteando se dio lo que pareció un primer beso, y sólo porque Arthur quiso saber cómo se le veía a ella el color a arándano del Jam Roly-Poly en la lengua, él fue más allá y quiso saborear tocando torpemente con su lengua azucarada la lengua con labios y arándanos de Emily.


Dos años atrás Mr. Clayton director de Clayton & Associates defendía el caso de un probable asesino y debía viajar a la Ciudad de Harlow, a unas veinte millas de Londres, viaje al cual su hijo Arthur acompañó ya que se trataba de una diligencia importante pero sencilla para el Abogado Clayton. El padre de Arthur siempre ha considerado ser amigo y confidente y durante ese viaje llegaron a entablar una conversación acerca del mundo y las mujeres, en ese entonces el mundo era un tanto cerrado, pero él con sus 43 años era muy estricto, pero joven y abierto. Conversación que cerró diciéndole:

- Hijo mío, debes estar a la altura de la mujer que ames así la subas a un altar, conquístala todos los días, una mujer necesita un par de cosas del hombre: Protección y Respeto, de ahí se desprenden el resto de los sentimientos. Este mundo solo es una preparación para el que viene, lo único que podemos pedir es dejarlo habiendo amado y siendo amados. Con el paso del tiempo cuando seas mayor lo entenderás, ojalá nunca lo olvides y algún buen día lo apliques.

- No lo olvidaré jamás!- Respondió Arthur. 


Arthur miró sus labios, los de ella, ya sin tarta. Ella le siguió la mirada, la de él, ya con calma y se acercaron nariz con nariz y ansiedad con temor y sus labios sabor a amor se tocaron. Se mezcló el cosquilleo y el temblor y se hizo el primer beso. Duró lo que dura un instante, de esos instantes eternos, de esos eternos amores, porque un primer beso con tarta y leche, no se olvida jamás. Se quedaron mirando como sorprendidos por el acto y suspiraron como suspira cualquier amante satisfecho sin importar su edad, y sintieron que se reescribieron con ese beso, en ese beso sin mayor pretensión, beso con la gana, beso por todo menos por simplemente besar.

Arthur nunca olvidó la conversación de su Padre y siguiendo sus consejos le pidió a Emily que fuera su novia. Bastó una sonrisa con hoyuelitos en las mejillas para que la oyera decir: SI.





Sexvolución


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